El efecto de la covid-19 en nuestra economía

Recuperación económica

El efecto de la covid-19 en nuestra economía

La caída de nuestra economía en 2020 fue histórica. Como consecuencia de la covid-19 y las restricciones implementadas para contener los contagios nuestra economía cayó el año pasado un 8,3%. Podemos decir que es un descenso sin precedentes. Para dar una idea de su magnitud, durante la anterior crisis financiera, la mayor caída de nuestra economía se dio en 2009 y fue del 2,6%, tres veces menor. Es cierto que el origen y las características de ésta y la anterior crisis son totalmente diferentes. Por eso, se espera una recuperación más rápida ahora, si bien, las previsiones de recuperación para 2021 se han ido enfriando a raíz de las nuevas olas de la pandemia, su carácter global, y las nuevas restricciones establecidas.

Aunque con un efecto claramente negativo para algunas actividades del sector servicios, ha sido también un mal año para la industria y el sector exterior. Esto es muy posiblemente debido a su apertura internacional, lo cual implica que nuestra economía se ve afectada no sólo por las restricciones en Navarra o España pero también la caída de la demanda internacional, y el freno también de Europa donde nuestros principales socios comerciales volvieron a incrementar las restricciones en la última parte del año 2020.

Desde marzo de 2020, nuestra industria produjo menos que en 2019 con una caída media en el último trimestre del 13%, más acusada que en España, debido al peso de nuestra industria y de algunas ramas en especial, como la industria de la automoción, muy orientada a los mercados internacionales. En cuanto a las ventas en el exterior, con datos hasta noviembre, las exportaciones de las empresas navarras cayeron un 13% con respecto al año anterior. Pero la crisis no ha afectado a todos los sectores por igual, y mientras la exportación de vehículos cayó un 21,2%, la venta de componentes para la industria eólica aumentó un 5,5% y la de conservas vegetales un 2,9%. Como ocurrió en la anterior crisis, a medida que la situación a nivel global mejore y se vaya recuperando la demanda y producción, cabe pensar que también lo hará nuestro sector exterior, con el consiguiente impacto positivo en nuestra economía.

En tercer lugar, el mercado laboral se ha visto también muy afectado pero no tanto como cabría quizá esperar dada la dimensión de la caída de la economía. Entre diciembre y enero de 2020 el paro aumentó en 6.766 personas. Entre diciembre y enero de 2008 (año en el que la economía creció un 2%) el paro aumentó en 9.191 personas y en otras 4.278 más en 2009 (con una caída de la economía del 2,6%). En 2020 Navarra ha perdido 1.272 afiliados a la Seguridad Social, un dato muy inferior a los 8.899 de 2008.

La explicación a estas diferencias hay que buscarla en dos factores. En primer lugar la crisis de 2008 fue económica, de origen financiero y consecuencia de fuertes desequilibrios, que afectó con fuerza a la construcción, industria y servicios. Esta crisis tiene una naturaleza totalmente distinta, motivada por una pandemia sanitaria, y por ello, las medidas implementadas para frenar su extensión han afectado más al empleo en el sector servicios y con más intensidad en las actividades que ya conocemos.

Pero otra diferencia muy clara con respecto a la crisis anterior es la respuesta que se ha dado desde las administraciones públicas en todo el mundo, y también en España. Entendiendo que se trata de una crisis exógena y debida a motivos no económicos, la medida de los ERTEs ha supuesto una salvaguarda de muchos empleos que ha anestesiado el efecto de la crisis y la caída de la actividad. Inicialmente se pensaba que el efecto sería muy intenso pero de corta duración. Esto no ha sido así, estamos inmersos en una tercera ola y por tanto, no tenemos una foto precisa de la incidencia de la crisis en el mercado laboral, que dependerá de la extensión de la medida (si se da) de la evolución de la pandemia este año y de la recuperación de la economía.

No obstante, pese a los malísimos datos económicos que nos ha dejado la covid-19 en 2020, cabe pensar que comenzamos este año con un tono más positivo pues tenemos elementos sobre la mesa que no existían al comienzo de la crisis: la vacunación ya está en marcha, lo cual permitirá levantar (con mayor o menor agilidad) las restricciones a la movilidad y con ello la actividad de algunos sectores, se espera que sea un año de crecimiento económico y reactivación, y es previsible también la puesta en marcha del programa Next Generation EU. Estos tres elementos suman y aunque no sabemos cómo se comportará cada uno de ellos, el panorama no es el de 2020.

 

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